Aunque no soy muy dado a las películas de terror, pero admito que el slasher es un placer culpable que sigo explorando. Amarillista, predecible, guiones pobres casi siempre… Todos conocemos las características, pero no podemos negar que es adictivo cuando le consigues el gusto.
Las que sí me encantan son las que tienen escritores por personajes, y no hablo de biografías o documentales, sino protagonistas dados a la escritura, posiblemente con libros publicados en sus mundos ficticios.
Cuando di con Silencio, la más reciente película de Mike Flanagan, pensé estar frente a una historia que me daría ambas cosas: una escritora y una situación de drama combinada con asesinos seriales, psicópatas desequilibrados. A esto se le añade un ingrediente adicional bastante particular: nuestra escritora, Maddie Young, personificada por Kate Siegel, es sordomuda.
La película es de un estilo totalmente independiente, se ve que los planos son diferentes a los usuales, igual que el sonido, la fotografía, incluso las pocas escenas musicalizadas en todo el largometraje. Sin embargo, para quienes son como yo y dudan de ver este tipo de material, no tiene casi nada que envidiarle a las producciones de los grandes estudios.
Tenemos la misma fórmula: la chica indefensa que debe enfrentarse a un psicópata, él con la ventaja y ella en constante peligro, sangre a borbotones cuando hace acto de presencia, y mucho silencio dramático.
El hecho de tener a una protagonista sorda es bien interesante, pocas veces vemos personajes con alguna clase de discapacidad, fuera del programa de Tv Glee, antes de que alguien diga nada. Podríamos decir que es ligeramente inclusivo en este aspecto.
La falta de música en casi toda la película ayuda a construir el sentimiento de estar atrapado, la necesidad de acción, de una respuesta inmediata y liberación de tensión. La adrenalina va subiendo de nivel en el espectador a medida que los minutos pasan lentamente, uno atrás del otro, construyendo nada más que agonía y ansias por saber qué pasará luego de tal acción, aquél diálogo que nos desespera o esa escena extraña.
La fotografía se merece mis respetos. Pasar de colores claros, tranquilos, a una oscuridad casi total y absoluta fue una apuesta muy arriesgada, chocante visualmente, pero acertada por encima de todo lo demás. Los sentimientos se entrelazan sin dificultad con los colores, los no muy diferentes tonos, creando un crescendo visual desesperante.
Con respecto a los personajes, debo decir que Maddie es ciertamente alguien ingeniosa, una mujer real con sus errores, fallas en sus planes, alguien con quien cualquiera se puede identificar. No es la mujer maravilla ni la inútil, sino una chica normal sobrepasada por las circunstancias en las que se ve envuelta.
El hombre, personificado por John Gallagher Jr, nuestro villano anónimo, sufre un fallo en el guión, pues se nos lleva a pensar que es alguien relacionado directamente con Maddie, lo cual no es así. Se ve que es alguien experimentado en lo que hace, un sádico, un demente imposible de describir sin caer en maldiciones y palabras mayores.
Sus vecinos, Sarah y John, se notan bastante familiares, iguales a aquellos que tenemos nosotros, y no unas simples caras bonitas. Igual sucede con Max, la hermana de Maddie, quien solo aparece en una escena pero sabe aprovecharla proyectando los sentimientos de cariño y añoranza.
Admito que la película se vuelve bastante lenta en algunas partes, un catalizador contraproducente que llega a fastidiar al público mientras espera por el climax o un poco de adrenalina, la cual viene en cortas pero impactantes escenas de pelea, un juego retorcido del gato y el ratón cuyo final, aunque predecible por el género, es disfrutable.
Particularmente, y por ser también escritor, me parece un gran punto a favor el hecho de que nuestra chica use sus habilidades creativas para plantarle cara a un maniático, bastante acertado y, aunque poco real, muy buena opción.
Este pareciera ser el año de Flanagan, director, escritor y editor de toda la película, la primera de tres que saldrán este año, en todas desempeñando los mismos papeles.
Entre estas me sorprendió bastante ver la secuela de Ouija, una película de la que hablé tiempo atrás, muy decepcionante y con tantos errores y huecos que terminó desmoronando todas las esperanzas que tenía; arriesgado como una ruleta rusa, pero tengo fe de que hará un buen trabajo.
Para la espera, tenemos sus dos anteriores largometrajes: Absentia y Oculus, dos promesas que quedan en evidencia con solo ver los trailers y leer algunas críticas. Sé que por lo menos yo las aprovecharé.
4,5 de 5 estrellas.
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